Despertando a ti mismo:
LSD, mescalina, MDMA y todos las demás psicodélicos promovidos como herramientas para mejorar la espiritualidad no hacen nada en sí mismas para dar acceso a una persona a estados de conciencia más elevados. En cambio, en un contexto y dosis inadecuados, pueden incluso inducir un estado mental confuso que pueden traumatizar la mente y el cuerpo. Cualquier tipo de trauma puede tener el efecto secundario de inducir lo que a menudo se llaman “experiencias espirituales”. Las personas han tenido grandes despertares después de estar involucradas en accidentes automovilísticos o guerras. Pero nadie cree que los accidentes automovilísticos y la guerra sean intrínsecamente espirituales.
No dudo que los psicodélicos a menudo actúan como una especie de catalizador para fomentar la exploración de la meditación y otras prácticas relacionadas.
Pero aún que los accidentes automovilísticos, las guerras y otras experiencias traumáticas puedan provocar un efecto de despertar de consciencia, nadie seguiría chocando su auto una y otra vez con la esperanza de tener otra iluminación espiritual. Sin embargo, algunas personas creen que pueden profundizar sus experiencias espirituales tomando cada vez más psicodélicos.
La sociedad occidental está obsesionada con la medicación. Debido a que la ciencia médica ha avanzado tanto y tan rápidamente, somos propensos a imaginar que algunas sustáncias podrían curar cualquier enfermedad si pudiéramos encontrar la combinación adecuada de productos químicos. Por lo tanto, naturalmente, cuando escuchamos a representantes de religiones orientales describiren nuestra condición normal de vida como enfermiza, nos preguntamos qué podemos tomar para solucionar eso. La idea de que podría haber una pastilla que nos haga Iluminados parece tener perfecto sentido.
La idea de que las sustáncias psicodélicas podrían hacer en minutos lo que solía llevar años de introspección profunda y práctica difícil ha vuelto recientemente con intensidad. Como si los años sesenta y setenta no nos hubieran enseñado nada, hay una nueva generación entera que promueve las experiéncias psicodélicas como sustituto de la meditación y de prácticas de desarrollo personal.
No dudo que estos medicamentos anteriormente desvalorados puedan tener usos terapéuticos y me alegra que se estén reinvestigando en esa área.
James Hughes, PhD, Director Ejecutivo del Instituto de Ética y Tecnologías Emergentes, bioético y sociólogo en el Trinity College, recientemente publicó sus puntos de vista en un artículo titulado “El uso de neurotecnologías para desarrollar virtudes: un enfoque budista para la mejora cognitiva” en el sitio web del Instituto de Ética y Tecnologías Emergentes (ieet.org).
En el artículo, el Dr. Hughes postula formas en que varias sustáncias psicoactivas podrían ayudar a aquellos que no están genéticamente predispuestos a seguir varias paramitas (1) budistas (perfecciones) de generosidad, conducta adecuada, renuncia, sabiduría trascendental, diligencia, paciencia, veracidad, determinación, amor-benevolencia y serenidad.
Por ejemplo, él especula que el MDMA (que aquellos que alcanzaron la mayoría de edad durante la escena rave de los años 90 conocerán como “Éxtasis”) podría ser utilizado para estimular químicamente la virtud budista del amor-benevolencia.
(1)- En el budismo, los Pāramitā o Pāramī son virtudes o perfecciones que se deben cumplir para purificar el karma y vivir una vida sin obstrucciones en el camino al bodhisattva. El término pāramitā o pāramī significa “pecfecto” o “perfección”